¿Por qué mi hijo ha dejado de comer?

‘No tengo hambre’, ‘eso no me gusta’ y ‘no quiero comer’ son frases que a diario escuchan muchos padres y madres cuando llega la hora de comer o cenar. Generalmente, la etapa de inapetencia por la que pasan los pequeños suele ser transitoria y variable. Es decir, hay momentos en que sólo les basta con ingerir un poco de líquido para sentirse activos; otros días, sólo prueban la comida y algunas veces, comen muy bien. Pese a este desequilibrio, normalmente, suelen mantener un peso y talla normal. Ante esta situación, es importante no perder la calma. Os recomendamos:

• Mantener una actitud adecuada. Debemos intentar ser pacientes y evitar enfadarnos. Si come bien, debemos reconocerlo pero de forma discreta y si no come adecuadamente, intentaremos corregirle. Nunca premiaremos o castigaremos al niño/a, porque si no éste podría controlar a los adultos, a través de la comida y esto es algo que siempre debemos evitar. Nuestro objetivo debe ser hacerle comprender que la comida es una necesidad fisiológica similar a dormir o ir al baño.

• Generar un espacio agradable para la comida. Generalmente, nuestros hijos valoran la rutina porque en ella se sienten seguros.  Así que siempre comerán en el mismo lugar, siguiendo una misma disposición de los platos, cubiertos etc. A ser posible evitaremos distracciones como son los juguetes y sobretodo, la televisión.

• Respetar unos horarios. Debemos intentar que nuestros hijos/as coman siempre a las mismas horas. Es totalmente recomendable seguir una rutina horaria. De esta manera, el cuerpo responderá generando hambre a las mismas horas.

• Desdramatizar la comida. Frases como ‘A ver si comes hoy’, las debemos evitar. Comer es un acto normal, simple, sencillo, que debemos realizar con tranquilidad y normalidad. Ante todo, debemos intentar que las comidas sean una experiencia positiva, convirtiendo la hora de comer en un momento agradable tanto para vosotros como para vuestros hijos/as.

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