‘No tengo hambre’, ‘eso no me gusta’ y ‘no quiero comer’ son frases que a diario escuchan muchos padres y madres cuando llega la hora de comer o cenar. Generalmente, la etapa de inapetencia por la que pasan los pequeños suele ser transitoria y variable. Es decir, hay momentos en que sólo les basta con ingerir un poco de líquido para sentirse activos; otros días, sólo prueban la comida y algunas veces, comen muy bien. Pese a este desequilibrio, normalmente, suelen mantener un peso y talla...