Es habitual que los niños pequeños sufran épocas en las que les cuesta más conciliar el sueño de una forma constante y serena. De hecho, un 70% de los niños menores de 5 años tienen algún problema para poder dormir. Cualquier padre sabe que el problema de que un niño no duerma no es solo suyo, sino que en estos casos los padres normalmente sufrirán también las consecuencias, lo que acabará repercutiendo en su vida normal en forma de mayor irritabilidad, cansancio… Mientras que en el niño provocará hiperactividad, problemas de salud… Por ello es tan importante conseguir que los niños duerman unas determinadas horas diarias.
Aquí os dejamos unos cuantos consejos que es necesario tener en cuenta:
1- Elabora una rutina para antes de ir a la cama: lavarse los dientes, un vaso de leche, contarle un cuento… Si repetimos cada noche las secuencias de cosas que hacer antes de meterse en la cama, el niño ganará en seguridad y te ayuda a coordinar lo más específico. Así, los días que estás más cansado no necesitas estar tan pendiente de que no se deje nada por hacer antes de acostarse.
2- Un descanso durante el día equivale a un buen dormir por la noche: es necesario que el niño tenga, al menos una vez al día, un descanso más o menos largo. Si no se descansa un poco, seguramente tendrá un despertar alegre pero a medida que avance la actividad diaria se irá poniendo más irascible y nervioso. Un buen descanso de día es fundamental para descansar por la noche.
3- Vigila lo que come: determinados alimentos pueden afectar a los niveles de energía y sueño. Sabemos que los dulces o los alimentos altos en proteínas ponen el cuerpo del niño en alerta, mientras que los carbohidratos le tranquilizan. Es necesario hacer una buena combinación de todos ellos. Asimismo, una deficiencia de vitaminas esenciales también puede afectar a su correcto descanso. Una dieta equilibrada es fundamental.
4- Ayúdale a que esté activo durante el día: la actividad física y el gasto de energía es clave para que llegue cansado a la cama y pida descanso. Si abusa de la televisión y no gasta las energías suficientes es difícil que pueda conciliar el sueño. Eso sí, evita el ejercicio físico una hora antes de irse a dormir, ya que los activa y puede que en lugar de dormir esté dando botes sobre la cama.
5- Dale un ambiente agradable para dormir: un buen colchón, una buena almohada, temperatura de la habitación correcta, pijama cómodo, colores de las paredes en tonos cálidos… Ayudarán a que tu hijo concilie más fácilmente el sueño.
6- Enséñales a relajarse: crear rituales para que sepa qué hacer una vez esté en la cama. El tradicional y socorrido cuento es una buena estrategia para que esté quieto bajo las sábanas y, poco a poco, se vaya quedando dormido.
7- Un horario constante a la hora de dormir y despertarse: si mantienes su reloj biológico estable y en hora hará que él mismo sepa que le toca descansar cuando llega una determinada hora. Para los más pequeños las 19:00 o las 20:00 son horas aconsejadas para que se vayan a dormir, a pesar de que a todas las edades les favorece una hora temprana para irse a la cama.
8- Pon en marcha su reloj biológico: aprovecha tus conocimientos en biología para inducirle el sueño. La oscuridad causa y aumenta el relajamiento de las hormonas del sueño, por tanto, si introduces oscuridad un rato antes de ir a dormir, su cuerpo le pedirá cama.
Si sigues estas ocho ideas es probable que tu hijo duerma mejor… Y que tú también descanses más.
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