Los complementos alimenticios son alimentos comercializados en forma de cápsulas, comprimidos, ampollas, tisanas, soluciones bebibles, etc., para complementar la alimentación habitual.
En los tiempos actuales, los hábitos alimentarios han cambiado. Se dedica menos tiempo a las comidas, se come cada vez de forma menos variada y, por razones financieras y temporales, se consume cada vez más productos transformados que frescos y naturales. El resultado es que nuestra alimentación no siempre satisface nuestras necesidades, que cada vez son mayores (debido al estrés, a la contaminación, al agotamiento, al tabaco).
Los complementos alimenticios no son medicamentos, pero mejoran el bienestar. Son seguros, están sometidos a una reglamentación estricta que les impone un sistema de calidad que permite asegurar la trazabilidad, la higiene y la seguridad al consumidor; la obligación de etiquetar todos los ingredientes y las recomendaciones de uso.
Constituyen una fuente concentrada de nutrientes (vitaminas, minerales, aminoácidos, ácidos grasos esenciales, antioxidantes, fibras) u otras sustancias (plantas) que tienen un efecto nutricional o fisiológico. Deben satisfacer cada día al menos el 15% de las aportaciones nutricionales recomendadas de los nutrientes que contienen.
Los complementos alimenticios están dirigidos a quienes quieren completar puntualmente su alimentación para contrarrestar un déficit o satisfacer una necesidad específica. También se dirigen a ciertos grupos de población que, debido a sus condiciones fisiológicas específicas (niños, personas mayores) o a un metabolismo perturbado (fumadores) tienen necesidades nutricionales particulares
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