El exceso de sal, un mal a largo plazo. ¿Cómo reducir su consumo?

La mayoría de la población consume casi el doble de sodio recomendado diariamente. El sodio abunda en la mayoría de los alimentos, por lo que las personas ingieren más cantidad de la necesaria. Hay numerosas enfermedades relacionadas con el exceso de sal: la presión sanguínea alta (hipertensión), las afecciones coronarias, irritabilidad, retención de líquidos y sobrecarga de trabajo para los riñones son algunos de los problemas que arroja la excesiva ingesta de sodio. El mayor problema es que sus efectos no aparecen de forma inmediata sino con el paso del tiempo. La forma más común de ingerir este mineral es a través de la sal de mesa. Sin embargo, los de mayor cantidad son muchos de los alimentos procesados, carnes y pescados ahumados, conservas, sopas preparadas y alimentos congelados. Aunque no se note su sabor, la presencia de sal en todos estos alimentos suele ser bastante alta. Además, muchos alimentos pre-cocinados o en conserva llevan aditivos saborizantes a base de sodio (glucamato monosódico, fosfato disódico, cloruro sódico, benzoato sódico, propionato sódico), y concentran una buena dosis de este mineral. Consejos para disminuir el consumo de sodio:

• Aumentar el consumo de  frutas y vegetales
• Disminuir alimentos de picar, como galletas, patatas chips, aceitunas, entre otros.
• Leer las etiquetas de los alimentos al comprar, optando por los que tienen marcado “reducido en Sodio” o “bajo en sal”.
• Reducir el consumo de alimentos enlatados y congelados
• Día a día ir disminuyendo la sal utilizada en la comida, para llegar con el tiempo a acostumbrarse a comer con menos sal.
• Dar sabor a las comidas con hierbas y especias
• Disminuir el uso de cubitos de caldo, salsas de tomates, ketchup y el consumo de sopas en sobres
• En general, disminuir todos los alimentos procesados o industrializados.