¿No te pasa a menudo que cuanto más rápido, más cantidad comes? ¿No te gustaría poder poner una barrera a tu sobrealimentación?
Siguiendo la técnica de la alimentación consciente, de forma constante, aprenderás a poder reconocer por qué sentimos el deseo intenso de comer y qué factores refuerzan el hábito de llenarnos hasta no poder más.
La alimentación consciente no es una dieta. Su base no consiste en dejar de comer determinados alimentos. Se trata de disfrutar la comida más intensamente, en especial, del placer que proporciona. Si aprendemos a escucharnos, sabremos cuándo hemos ingerido las cantidades que nuestro cuerpo necesita, al tiempo que disfrutamos con la alimentación.
Debemos recuperar la capacidad de introspección que hemos perdido, debido al ritmo rápido en el que vivimos. Muchas veces comemos de manera inconsciente y compulsiva. La alimentación consciente nos ayudará a descubrir qué alimentos necesita nuestro cuerpo, qué alimentación nos sienta mejor, cuándo nuestro cuerpo no reacciona bien a una determinada forma de comer, si un determinado alimento es realmente necesario para que nuestra alimentación sea saludable o si comemos determinados alimentos según nuestro estado de ánimo.
Comer a conciencia es la antidieta, una guía personal para redescubrir la relación saludable y divertida con la comida.
Se puede comer una hamburguesa a conciencia, si se quiere. La disfrutarás mucho más. Y puede ser que a la mitad, escuchando a tu organismo, tu cuerpo te diga que ya ha comido suficiente y necesita un poco de ensalada.
Haz la prueba. Prepárate una comida que realmente te guste, en un momento en el que tengas hambre o sea la hora de comer. Llévate a la boca un tenedor repleto de la comida y vuelve a dejar el tenedor sobre el plato. Esto puede ser mucho más difícil de lo que te imaginas. El primer bocado es siempre muy sabroso e impulsa a comer otro. Tienes hambre. Así tomarás conciencia de cómo atacar el plato. Resiste. Deja el tenedor sobre el plato. Mastica lentamente. No hables. Concéntrate en la textura de la comida, su sabor, su color y su olor.
Si repites estos pasos durante toda la comida y lograrás experimentar los placeres y las frustraciones de la práctica de la alimentación consciente, un concepto que proviene de las enseñanzas del budismo.
Potenciar la relación entre la menta y la boca. Comer a consciencia. Para muchos expertos, el acto tan simple como comer lentamente y disfrutar plenamente de cada bocado ayudaría a solucionar el grave problema de la obesidad.
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